El monacato
constituye uno de los surcos más pedagógicos, brillantes y sugestivos de la
historia cristiana. Los monjes han buscado con pasión y constancia comprender
el significado de ser “hijos de Dios”. La vida comunitaria monacal ofrece
normas prácticas de civismo y de convivencia. Enseña a soportar las debilidades
del prójimo y las propias.